Gracias por vuestra amistad

jueves, 5 de mayo de 2011

Carta de una abuela al Ratoncito Pérez



Era una tarde de Primavera avanzada y nadie daba crédito a sus ojos, ni a lo que su jefe el Ratón Mayor les estaba leyendo.

Todos en Ratonilandia estaban revolucionados por la novedad.

¡Habían pasado siglos y jamás habían recibido ni una carta, ni una queja!

Sin embargo ese día todo cambió, ya que, en un corto periodo de tiempo, el pequeño Matthew había perdido su segundo dientecito de leche.



Su abuela Emilia, estaba preocupadísima, ya que, -a pesar de saber que el Ratoncito Pérez siempre está atento a cada una de las piezas dentales que pierden los pequeñines-, pensó que quizás, al estar tan próximas entre sí las fechas, Pérez podría olvidarse de su niño bonito y por eso, la pobre mujer, buscó en todas las guías telefónicas del Reino Animal, hasta que encontró la dirección de la Secretaría General de Ratonilandia, gestionada desde tiempos inmemoriales por una casta de  Ratones, todos ellos apellidados Pérez, que, por supuesto, eran parientes del primer Pérez que fundó la empresa familiar, con el altruista  fin de hacer felices a los humanos pequeñitos de cada casa.

Desde el principio valoraron sus posibilidades. Eran de pequeño tamaño, con lo cual no podían transportar juguetes como Santa Claus o los Reyes Magos, pero si podían hacer surgir una sonrisa con una golosina o con una moneda.

Pero volviendo  a la preocupada Emilia, concluidas sus gestiones de rastreo y localización del paradero de sus ratoncitos, ni corta ni perezosa escribió su carta, a la dirección hallada. En principio pensó  en llamarles por teléfono pero la voz de la experiencia le dijo:


¨Mejor por escrito Emilia...mucho mejor por escrito¨...



Ratones Pérez y Cía.
RATONILANDIA
Sección: Dientecitos de Leche
(A la atención del Ratón Mayor)

En Madrid, a 12 de Abril de 2011


Hola, buenas tardes, señores ratones,
Les escribo esto por propias razones,
Más sin intención de echarles sermones,
Por eso sincera, pido mil perdones.


Matthew, mi niñito, perdió, hace poquito,
Un diente de abajo, un diente chiquito.
Ratoncito vino y le dejo un presente,
Y al verlo mi niño rió alegremente.


 
Hoy,  a mi niño precioso,  se le ha caido otro diente,
Y quiero pedirles que estén muy pendientes.
¡Dejen la moneda bajo su almohadita
para el que la encuentre, al meter su manita!



 Matthew es mi tesoro, mi sueño, mi vida
¡Y si él no es feliz yo me encuentro hundida!
Para los niños mágica es, la labor de su gremio.
Por favor se lo pido ¡no olviden el premio!




Firmado: La abuela de Matthew.



Como es lógico, una vez repuestos de su sorpresa, y después de debatir ampliamente sobre aquella extraña misiva, todos los ratones volvieron a su trabajo y NO, por supuesto que NO SE OLVIDARON de la segunda moneda de Matthew, ni tampoco se olvidarán,  jamás, de las otras muchas que tendrán que depositar debajo de su almohada, en un futuro cercano.



Sin embargo, algo es seguro: la carta de Emilia, tuvo mucho impacto en Ratonilandia.

Tanto es así que el Ratón Mayor la tiene enmarcada en su despacho, en un lugar bien visible para recordar a todos los ratoncitos que nunca deben despistarse en su labor.


 Siempre que un diente de leche se desprenda de las sonrosadas encías, de un niño o de una niña, a la mañana siguiente encontrarán muy cerca de su carita una sorpresa...



 F I N








Al final me he animado a colgar el cuento;
¡después de todo tu me lo inspiraste!
Con cariño para Matthew y su abuela Emilia.
 Alicia
12/04/2011 - ©

(Imágenes recogidas de Internet)